jueves, 3 de diciembre de 2009

¿TU NOMBRE?

La discusión con mi hermana me pareció muy entupida, aunque cuando Susan dijo que este chico era mi novio me dio mucha vergüenza. El muchacho debió haber pensado que yo era una inmadura, al no aguantar una pequeña broma por parte de mi hermanita menor. Pero es que la palabra “novio” se había escuchado o pronunciado en mi casa, y mucho menos hacia parte de mi vocabulario.

Por otra parte. Eso de cerrar puertas de golpe, gritar y hacer pataletas tontas, no son muy de mi estilo, por lo tanto mis padres no saben como reaccionar ante una rabieta. Bueno, eso era lo que yo creía, antes de que me castigaran.

Como siempre, mi mamá con sus discursos y sermones anticuados, diciéndome que es bueno y que es malo, lo que debo y no debo hacer. Ya yo tenía muy claro como debía comportarme, aun-
que ella no lo entendía, y repetía lo mismo una y otra vez, como una grabadora; incluso llegué a pensar que parecía un locutor de football, de esos que no paran de hablar ni un segundo hasta que no se acabe el partido. Mientras mi madre descargaba todo su léxico en mi regaño, mi papa solamente asentía con la cabeza, tratando de darle más validez a lo que mamá me estaba diciendo. El no dijo mucho, en ese caso solo pronuncio cosas como “no debes hacer eso”, o “pareces una niña chiquita”, o cosas así que casi siempre estaban fuera de contexto o que simplemente no tenían coherencia con lo que mama decía. Sus palabras eran insignificantes ante los regaños de mamá.

A pesar del gran sermón de mis padres, mi castigo no fue tan cruel como creí que seria. Mi papá tiene una tía llamada Isabel, pero le dicen “Chavi”. Yo no la conocía mucho, solamente habíamos hablado un par de veces por teléfono, y ella me saludaba en las reuniones familiares, ese era el único contacto que tenia con mi tía. Ella le había dicho a mi papá que estaba buscando empleados jóvenes para una de sus tantas tiendas de discos, y a mis padres les pareció una gran oportunidad para que aprendiera a trabajar en equipo y a respetar a mis superiores. Además de que mi trabajo se convirtiera en “una experiencia educativa”, era también un gran método para ganar dinero mucho más fácil que paseando perros, a lo cual yo me dedicaba.
¿Qué tan difícil podría ser trabajar en una tienda de discos? Es mas, me parece un trabajo muy sencillo. Solamente tendría que organizar los CDs, atender bien a los compradores y tal vez limpiar un poco. Todo seria muy simple, y lo haría sin mucho esfuerzo, además pondría comprar algunos discos con mi descuento de empleados. La idea de trabajar en ese almacén me parecía muy divertida e interesante.

Mis padres me dijeron que debía ir a trabajar los viernes después del colegio, y los sábados en la mañana. Lo de ir después del colegio me agrado mucho, pues durante las tardes no hacia nada, solamente ver programas de chistes tontos. Aunque la idea de madrugar los sábados no me pareció muy buena, pero al imaginarme en un lugar lleno de música con la cual entretenerme y en el que me pagaran, me daba ánimos para levantarme temprano.

Lugo de que me enterara de cual era mi castigo, fui a la cocina a ver si el pollo que deje en el horno ya estaba listo, y para mi mala suerte ya se había quemado. Me asuste un poco, ya que pensé que me pondrían otro castigo por casi incendiar la cocina, pero no fue así. En cambio mi mamá se relajó y al no querer cocinar, se vio obligada a pedir pizza a domicilio. Salami con queso, mi preferida. Aunque en mi casa siempre ordenaban pizza de pollo; la favorita de papá. No estaba mal, pero tampoco me gustaba mucho.
Luego de la cena fui a mi cuarto a tratar de estudiar un poco de química. Pero cuando quise comenzar a repasar mis apuntes, se me vino a la cabeza el rostro de aquel chico. El de la clase, el del corredor, el mismo que llego esa tarde a mi casa repartiendo los periódicos. Pero, ¿Por qué estaba pensando es ese muchacho, si ni siquiera se su nombre?
¿Me gusta? Me pregunte a mi misma, casi en un susurro. ¿Como me podía gustar un desconocido? Pensé.
¿Suliff?... ¿Sutlif?... ¿Suttcliff?-. Balbuceaba.- ¡Si!, es Suttcliff-. Al menos ya sabía su apellido. Bueno, eso me pareció escucharle decir a los del equipo de football en el pasillo cuando me tropecé.

¿Cómo se llamara?, ¿Así será su apellido?, ¿Suttcliff? Refunfuñé. ¿Por qué me importaba? No pude seguir estudiando, mi mente estaba en otro mundo. En el mundo de ese chico. Pensé. Fui a la biblioteca del estudio a buscar algún buen libro para lograr distraerme. Al parecer los únicos libros que me quedaban por leer eran los de cocina. Los cuales estaban llenos de polvo, ya que nunca se habían usado; mi mamá no es de esas señoras que les gusta la cocina y limpiar, ella es mas de esas mujeres que ordenan la comida a domicilio.

Revisé de un lado a otro el estudio buscando un libro interesante, y al no encontrar nada, supuse que una cebolla sonriente y un gran tomate no iban a lograr que me olvidara de aquel chico.
Después de mi intento fallido de leer algo, no tuve más opción que ir a la cama a tratar de conciliar el sueño, para así calmar mis pensamientos.

4 comentarios:

Alejandra dijo...

ola pau
me gusta mucho tu historia sigue
escribiendo esta super
muaaa

Jessicα Bαrrerα Mαrquez dijo...

hheeeii iiaa tee sigooo siisiisii
bueenoo graciiaas estooi por publicar el tercer capitulo ;D
esperalo ahha
sonoo comoo comerciaal barato de televicion , me voi baaii

kim dijo...

ola oye tienes talento para escribir grax x pasarte a mi
blog!! esta geneal tu historia!!
cdtt bss

Nomao dijo...

wow!!
escribes estupendoo
te felicitoo y ya me hize seguidoraa

sigue escribiendo espeor con ansias el capitulo anterior!!!

cuidate kis!!