miércoles, 30 de diciembre de 2009

CREEME

El timbre sonó tan repentinamente que me hizo saltar en el sillón de la sala. Me levante de un brinco y me dirigí casi corriendo a la puerta.
-Hola, vine lo mas rápido que pude-me saludo Jhon con voz un poco rara. el estaba cubierto por una capa impermeable azul con capucha y tenia una bufanda enrollada en su cuello. Si estaba enfermo.
-Hola. Entra-le dije secamente. El me obedeció y entro, no sin antes quitarse su capucha y sus tenis embarrados, quedando en medias.
-Eh, ¿Qué es tan importante Gabi?, me asusto tu llamada, en serio.
-Pues…-ya había planeado como contarle sobre Sara y el otro chico, pero por alguna razón me había olvidado de por donde empezaba mi explicación…y de todo lo demás también-. Es sobre Sara, es que…yo…
-¿Sara?, ¿le paso algo malo? ¡Al grano Gabi, por favor! Me pones de los nervios, desde que…
-Te engaña-lo interrumpí de sopetón. Las palabras salieron de mi boca como si fueran el más vil de los insultos.
-¿Qué? ¡Gabriela por Dios!-Jhon se puso colorado, así como cuando vuelves de la playa después de un día de sol.
-¡Es verdad!, hoy en el colegio la vi besándose con un chico, uno del equipo de atletismo si no estoy mal. La cosa es que te engaña. No sabia como decírtelo, pues no sabia como ibas a reaccionar y pues…
-¡Gabriela!, ¡¿Cómo se te ocurre inventar tremenda cosa?!-me dijo moviendo sus manos agitadamente de un lado a otro-. Es lo mas tonto que he escuchado-continuo bajando el tono de voz-. Ella me quiere y yo a ella también, mucho. Sara es incapaz de hacerme eso, la conozco. No se que ganas inventando eso.
-¡Pero Jhon debes creerme! ¡La vi! No es algún chisme por ahí, lo que te estoy diciendo es verdad. Sara, tu novia, se estaba besando con otro chico-mi voz se iba quebrando a medida que pronunciaba cada palabra-. Por favor Jhon ¡Créeme!-lo ultimo sonó como una suplica.
-¡No te creo!, que te quede bien claro. Gabriela, desde el lunes en el ensayo estas muy rara, no se que te pasa, y aparentemente tampoco me vas a contar, y si me contaras no te creería después de esta burrada que me acabas de decir. Cuando vuelvas a ser la chica que conocí me llamas, en tanto eso pasa. Adiós.
Jhon se agacho y tomo sus zapatos y su capucha, ni siquiera se molesto en ponérselos. Salio disparado por la puerta sin decirme ni una palabra mas. Pero yo no necesitaba que dijera otra cosa, el no me había creído y en vez de hacerme un bien las cosas, habían empeorado. El no tardaría en decirle a sus amigos y a Sara, y ella a su vez a no se demoraría en contarle a sus amigazas del equipo de porristas lo que yo había dicho, pero obviamente cuando ella narrara su versión de los hechos se pondría de victima. Ya me lo podía imaginar:

“No se que le he hecho, como puede ser que invente esa calumnia sobre mi, yo la quiero, incluso la consideraba mi amiga. Que pena que haya hecho eso. Me siento terrible, pobre de mí,¡Oh no! que dirán los demás. ¿Por qué chicas, por que a mi?”¿Por qué te tienes que meter en estos líos Gabriela? Me pregunto una vocecita en mi interior.
-No lo se-respondí en un susurro, ¡como si alguien estuviera allí para escucharme!
Yo realmente había querido hacer un bien, pero en vez de eso el plan me había salido al revés, todo estaba en contra mía.

El estomago me gruño. Ya era algo tarde y no había cenado, pero, ¿Cómo podía tener hambre después del alboroto que se había formado? Otro gruñido. Fui a la cocina, abrí el refrigerador y tome el bol con la lasaña que había sobrado del almuerzo, la comida ya estaba muy fría, así que la metí en el microondas y la calenté, de hecho, lo calenté demasiado.

Comí sin prestarle mucha atención al sabor de la comida o al hecho de que me estaba quemando la lengua, estaba concentrada en que debía hacer para remediar todo lo que había causado. ¡Tengo una idea!, pensé. La idea llego de un momento a otro, inesperada. Tan rápido como cuando presionas el interruptor de una luz y esta se enciende, como un abrir y cerrar de ojos, como el vuelo de un halcón peregrino. Considere por un momento que tan factible y cuan posible era que mi idea tuviera éxito. La probabilidad de que funcionará estaba en un 80%, más o menos. Yo no era muy imaginativa, pero tenia la idea base, eso era suficiente por el momento. Mi idea, se encargaría de ingeniar lo demás.

Saque el celular del bolsillo de mi pantalón y marque el numero que me era muy familiar, me lo sabia de memoria. A los tres timbrazos contesto.
-¿Alo?
-¿Natalia?, soy Gabi. Necesito tu ayuda. Necesito que me ayudes a hacer un plan.
........

//Espero que les halla gustado el capi...Creo que posteare el lunes o el martes. Recomienden el blog= Muchas visitas, pocos comentarios! Jeje! Bueno...otra cosa:::
¡FELIZ AÑO NUEVO! que el 2010 les traiga todo lo que desean!! que la pasen super el 31!

Byeee! =D ///

lunes, 28 de diciembre de 2009

"NECESITO DECIRTE ALGO"

Natalia me pregunto que tenía durante el examen de Geometría. Toda esa hora me la pase refunfuñando, repartiendo mi concentración en el asunto de Sara y en la prueba.
-Psss...-susurro Nat cuando el profesor Esteban se volteo y nos dio la espalda-. ¿Qué rayos te pasa? Te noto muy extraña desde el receso.
-¡Genial momento el que eliges para tener una conversación!, nos van a pillar y nos anularan esto. Cállate y después te cuento-le respondí a su ve en un susurro. No podía permitirme descuidar mis calificaciones y mi reputación con los maestros.
-Ok. Pero me tendrás que contar todo-finalizo mi amiga girando su cabeza cuando vio que el profesor daba la vuelta.
¿Debía contarle a Natalia? Después de todo, ella era mi mejor amiga y me comprendería y ayudaría de la mejor manera, ella tenía que hacerlo. A pesar de eso no estaba muy segura de que decirle, o mas bien de cómo decírselo. Yo no era muy buena con las palabras, y comúnmente era Lucia la que nos daba un monologo sobre sus aventuras con los chicos, describiendo cada pequeño momento, dándonos hasta el detalle mas mínimo. ¿Podía yo ser así de precisa? No. No podía.

Decidí no contarle a Natalia sobre Sara y el otro chico. Al menos no por ahora, pensé cuando el profesor daba unos anuncios.

Tocaron el timbre de salida y me dirigí rápidamente a través del tumulto de estudiante por el pasillo. Cuando ya estuve fuera del colegio me dirigí a la parada del autobús si esperar, no dejaría que mi amiga me alcanzara y me acribillara con muchas, muchísimas, demasiadas preguntas.
-¡Al fin te encuentro, ni creas que te me vas a escapar!-que inoportuno. Los demás chicos que estaban en el paradero ya se habían ido en el autobús anterior y ya no había gente que me cubriera. Natalia me jaló del brazo.
-Eh, ejem…
-¡Ejem nada! Gabi, yo soy tu amigos, o al menos eso creo, y pues, te he notado muy rara. Dime que tienes-me pregunto ella haciendo un puchero.
Suspire.
-Este bien. Déjame ver por donde empiezo-puse cara de profesora y pensé por un momento-. Listo, bueno la cosa es que…-en ese momento llego el primer y único autobús que pasaba por mi calle-.Lo siento, te llamo cuando llegue a mi casa y te digo. Me tengo que ir.
-Ok, ¿me prometes que me llamaras? me dijo levantando su mano y ofreciéndome su dedo meñique para que lo estrechara con el mío. Así como hacíamos cuando estábamos en tercer grado de primaria.
-Te lo prometo-le dije y entrelace mi dedito con el de ella-. Adiós, me tengo que ir-me despedí de ella subiéndome al autobús. Ella me despidió haciendo un gesto con la mano.

Llegué a mi casa a eso de las dos de la tarde pues había mucho tráfico. Almorcé rápido y me fui a mi cuarto a hacer mis deberes mientras escuchaba música: Muse y Paramore, específicamente.

No se si fue en el momento en que comía una galleta, o mientras me levante a buscar mi celular para llamar a Natalia, cuando recordé que era miércoles. ¡Miércoles!, me grite a mi misma en mi cabeza.

Debía darle clases a Sara. ¿Como me pude haber olvidado de eso?

El timbre sonó y mi estomago se retorció. No podía tratar mal a Sara, se suponía que yo no la había visto con el otro chico. Tenia que actuar lo mas natural posible.

-Hola..Sara. ¿Cómo estas?-la salude y le sonreí abriéndole la puerta.
-Bien Gab. ¿Lista para soportarme un ratito, súper genia?-ella se río. ¡Seguro, que te soportare imbecil!Nos sentamos en el mismo lugar de la clase pasada. Empezamos con un repaso de lo que ya le había explicado y le hice énfasis en las ecuaciones lineales, que por cierto eran las mas sencillas y las que se le hacían, por alguna razón estupida, las mas complicadas a Sara.
-Eh, ¿un descanso te parece bien?-le pregunte cerrando el cuaderno.
-Si, claro-me respondió dubitativa.
-Entonces…-comencé a decir-. ¿Cuánto tiempo llevas saliendo con Jhon?-tan solo decirlo era complicado.
-Apenas desde el sábado, llevamos muy poco tiempo. ¿Por?
-Curiosidad-le dije entrecerrando los ojos-. Y te gusta mucho ¿no?
-Oh, si. No te imaginas cuanto, el es tan divertido y tan romántico. Es un sueño-¡Contrólate Gabriela! me obligué a mi misma.
-Ya-le respondí girándome hacia la cocina para que no viera la expresión que tenia mi rostro, y aunque no estaba muy segura de lo que transmitía, sabia que no era algo bonito.

¿Cómo puede decirme que lo quiere, si lo esta engañando con otro? Es una cínica, una mala persona, una idiota, una….
-¿Continuamos?-me pregunto Sara tocándome el hombro.
-Eh, si claro-controle mi expresión lo más que pude y no le hable más del tema Jhon para no estresarme más de lo que ya estaba. Tuve que aguantar mi rabia con Sara hasta las cuatro y media, cuando su mama la recogió.
-Adiós-le dije cerrándole la puerta en la cara cuando se fue. Ya fue demasiada amabilidad.

Me ocupe en cosas simples como hacer la cena, ordenar los adornos de porcelana en el estante sobre el televisor, limpiar mi cuarto una o dos veces, hasta que la rabia pudo conmigo. Tienes que hacerlo, me di ánimos a mi misma.

Fui a la cocina y tome el celular que estaba en la repisa de las llaves y marque el número, decidida.
-¿Alo?-contesto Jhon.
-Jhon-tenía un nudo en la garganta y las palabras salieron en torrente atropellándose unas con otras-. ¿Podrías venir a mi casa? Necesito decirte algo.
-¿Y no me lo puedes decir por celular? Estoy enfermo y esta lloviendo. Tengo gripe, ¿no te diste cuenta que falte a clase desde el lunes?-esa era la razón por la que no lo había visto por los corredores. Yo había creído que mi labor de huida era buena y que la suerte estaba jugando de mi lado al no ver a Jhon por ahí, me había equivocado.
-Pues…El que me halla dado cuenta o no, ahora no importa. Es urgente que vengas.
-Esta bien, voy para allá. Adiós-me colgó.
No podía retroceder el tiempo. Jhon venia en camino, y debía contarle la verdad sobre su noviecita Sara.


//BUENO, OJALA LES HALLA GUSTADO EL CAP. LA INSPIRACION HA VUELTOOO!! Juuuujuuuu!! =) VOTEN, QUIERO SABER SI LES GUSTA O NO LA HISTORIAA!! Wii!!! MAS DE MIL VISITAS!!
GRACIASS!! TRATARE DE POSTEAR PRONTO.
ADIOS, CUIDENCE. Y...VOTEN, RECOMIENDEN Y SIGUAN!!! //

sábado, 26 de diciembre de 2009

TRAIDORA

Mi día no comenzó de la mejor manera. Mis ojeras eran grandes y moradas, no había dormido bien esa noche debido a los sueños que tenia, todos con la misma historia. Tome sin permiso el maquillaje de mama y las cubrí lo mejor que pude.

Natalia no se dio cuenta de que estaba maquillada, pero Lucia, obviamente si lo hizo:
-¡Que sorpresa Gabi!, te ves bien. Pero me parece que te excediste un poco con el corrector y con la base, apropósito… ¿Qué tienes allí?
-Solo, ojeras, y las quise cubrir-le respondí con desgana.
-Ah, esta bien. Yo tampoco duermo muy bien a veces, pero me pongo una crema genial, y quedo reluciente-me dijo Lucia distraída sacando los libros de su casillero
-Ya-le respondí. Me despedí de ella rápidamente, pues tenia que llegar puntual a la clase de Historia para organizar las diapositivas de mi exposición sobre la cultura Grecorromana.

Las clases se pasaron lenta y aburridamente. Entregaron los resultados de los exámenes de Literatura, mi nota fue muy buena, de hecho la mejor, pero a mis compañeros no le fue muy bien. No preste mucha atención a las dos últimas horas de clase: Biología y matemáticas. Yo había preparado prácticamente esas clases, así que ya sabía el tema.

La tarde después del colegio no mejoro. Mi mama me obligo prácticamente a ayudarlas, a ellas y a Susan, a hacer galletas y pasteles para la feria de su escuela. Después de eso comencé a leer un libro que me había recomendado mi profesora de Literatura; “Los ojos del Tuareg” de Alberto Vázquez-Figueroa. No le preste mucha atención, incluso hubo momentos en que me encontraba leyendo el mismo renglón una y otra vez. No me podía concentrar en la lectura, por lo que me puse mi pijama y me dirigí directo a la cama, necesitaba dormir un poco y a pesar de que eran tan solo las ocho de la noche, caí dormida inmediatamente.




Ya casi termina esta semana tan desastrosa, fue lo primero que pensé cuando me levante ese miércoles. Ya me estaba comportando más normal en el colegio, o al menos eso fue lo que me dijeron algunos de mis profesores. ¿Tan rara estaba? Pensaba yo.
-Hey Gabi!-me llamo Natalia cuando nos encontramos en el corredor-. Quería preguntarte algo.
-Si, dime Nat-le respondí medio nerviosa.
-Pues..¿Te gustaría ir al concurso de bandas que va a haber el sábado en K&U? Por favor Gabi, ya invite a Lucia y me dijo que si. ¡Si ella dijo Si, tú debes decir Por supuesto! ¿Qué dices?-me pregunto Nat haciendo un puchero. No quería ir. Mi último encuentro con una banda no había sido muy placentero que digamos, y no tenia ánimos para estar rodeada de tanta gente y ruido, pero a pesar de eso quería complacer a Natalia, ella era mi amiga y se merecía que la acompañara.
-Bueno, no me convence mucho la idea pero… esta bien, voy contigo-Natalia dio un brinco y me abrazo-, pero con una condición-continúe con voz seria.
-¿Cuál?-ella me miro con cara de duda.
-Que tu pagas mi entrada-le dije y me reí.
-¡Boba!, creí que era algo mas serio, pero bueno, yo la pago. Entonces el sábado. Chao amiga, tengo que ir a hablar con los chicos de la banda-se despidió ella.
-Adiós que te valla bien-Nat se dio la vuelta y camino unos cuantos pasos, luego acelero el paso y me grito:
-¡Por cierto, la entrada es gratis!
Sonreí ante su comentario y me di la vuelta para dirigirme a la cafetería. Luego de girar en la esquina vi a una chica y a un chico apoyados contra la pared besándose. No era una escena muy bonita. Camine un poco mas rápido pues no los quería ver en medio de su demostración de “amor”. Ya los había sobrepasado cuando escuche a la chica decirle algo. Esa era una voz conocida. Era Sara, pero por alguna extraña razón la voz del chico no era la de…Jhon.

Casi dejo caer mis libros ante mi descubrimiento. Sara estaba traicionando a Jhon. Pare en seco y gire mi cabeza un poco. Yo estaba en lo correcto, ese niño de pelo rubio y corto no era Jhon.

Retome mi caminata, pues no quería que Sara me descubriera viéndola con ese. Quise regresar y gritarle, pero no podía hacer eso, debía ingeniar algo mejor. Debía decirle a Jhon lo que había visto, eso era lo primero, así que me guarde mis reclamos para con Sara.

¡Traidora!, pensé



///SE QUE NO ESCRIBO HACER MUCHO, ES QUE HE ESTADO MUY OCUPADA. GRACIAS POR LAS IDEAS QUE ME DIERON, VOY A USARLAS ¡¡ME ENCANTARON!!
AH Y POR CIERTO ¡FELIZ NAVIDAD A TODOS! LOS MEJORES DESEOS!.......//

martes, 22 de diciembre de 2009

MALA SUERTE

.........

-¿Sara?
No podia creer lo que estaba pasando. ¿Acaso toda la buena suerte que habia tenido durante ese dia se podia acabar tan rapidamente? Hubiera preferido, y por mucho, caerme y que los chicos se rieran , o regar mi soda, o dañar algun aparato, o cualquier cosa. Todo era mejor que ver a Sara Stewart sentada en las piernas de Jhon.
-Eh, Gabi ella es mi novia Sara-¿Novia? Genial, las cosas no podia empeorar.
-Cariño, ya nosotras nos conocemos, ¿cierto Gab?-me pregunto Sara. Yo abri la boca para respoderle que desgraciadamente si, pero las palabras no pasaron de mi garganta-, ella es la chica que me da lecciones de Mate-continuo.
-Ah, si, ya me acuerdo. Pero yo creia que era Gabriela la de ultimo grado, no MI amiga-dijo Jhon sonriendome-, ¿Gabi, estas bien?-me pregunto. Mmm, ¿que expresion tenia mi rostro? Trage saliba y espere un momento, cuando estube segura de que mi voz era "normal" dije:
-Eh, si, creo que si, solo que...recorde que debo irme..tengo que...hacer algo. Adios-tome mi bolso y mi abrigo del perchero y me fui. Mi dia seguia empeorando, estava lloviendo a cantaros. Me subi en el primer autobus que paso, ni siquiera me fije que ruta habia tomado.
-Eh, señora-le dije a la mujer que estaba sentada en el asiento del frente-, ¿Que ruta es esta?
-Vamos a la Avenida Bluesky-me respondio ella.
-Ah, que mal. ¿Sabe usted en que parada me debo bajar para encontrar un autobus que se dirija a la Avenida Baguzz?-Estas cosas solo me pasan a mi, pense. Era increible como Jhon, o mas bien Sara con Jhon, habian dañado mi sentido de la cordura. Una persona normal se fija que autobus toma, pero yo de tonta y despistada hago todo lo contrario.
La señora me dijo que esperara a la siguiente parada, que alli debia bajar y esperar el autobus azul. Los autobuses a mi casa eran morados. La mujer me explico que el azul tenia la ruta mas cercana a donde queria ir.
El camino a la parada siguiente se me hizo eterno. No podia borrar de mi cabeza la imagen de Sara sentada en las pierdas de Jhon. Su novia. Suspire. ¿Como era posible que el nunca lo hubiera mencionado? Mi celular vivro en el bolsillo de mi pantalon.
-¿Alo?-conteste automaticamente, sin siquiera ver el numero.
-¿Gabi? Hablas con Jhon-me respondio la voz al otro lado de la linea. Quise colgar pero no pude, asi que le dije:
-Ah, Jhon. Si dime que pasa
-Pues, es que queria saber si estas bien. Todos nos quedamos preocupados cuando te fuiste asi, tan derrepente. Ademas estabas palida. ¿Estas enferma?
-No-le respondi secamente.
-Entonces, ¿Todo esta bien?-su voz sonaba preocupada. El si se interesaba en mi, pero no de la manera que yo queria.
-Si, todo perfecto. Adios
-No, no, espera! Es que queria pedirte algo-¿pedirme algo?, no le podia decir que no lo queria ver mas, no le podia decir que odiaba a su novia, no le podia pedir explicaciones, esas no son cosas que le corresponden a una AMIGA.
-¿Que?
-Es que ya que le das turoria a Sara, pense que tal vez...-¡No!, Que no sea eso, que no sea eso, que no sea eso.Rogue dentro de mi-...podrias darme clases a mi. No serian los mismos dias que ella, no me podria concentrar-se rio, Jhon espero un momento, como aguardando a que me riera con el, pero no le vi la gracia a su broma-, en fin...¿Que piensas?
-Jhon, hablamos despues de eso. Adios-y colque. Queria llorar, mas que todo de rabia. Pero no era rabia con Sara, o con Jhon, ellos no se la merecian. Tenia rabia conmigo misma, por la manera en como me habia permitido sentir algo que no me correspondia.
Mire por la ventana que estaba llena de gotas de lluvia, tratando de darle forma a los garabatos que el agua dejaba. El autobus freno y me baje de el. Todavia me quedaba un largo camino a casa, un largo camino para pensar en...El.



//ESPERO QUE LES GUSTE. ¿QUE QUIEREN QUE PASE AHORA?, DENME IDEAS!!! ANDO POCO INSPIRADA! Jeje! =).

PUBLICO HASTA EL JUEVES. BYE. L@S QUIEROO!!

PAU <3///

domingo, 20 de diciembre de 2009

ENSAYO

//HOLA CHIC@S, ESPERO QUE LES GUSTE EL CAPITULO, Y PORFAAA COMENTEN!! AH Y VOTEN EN LA ENCUESTA DE SI LES GUSTA O NO, SI?!!....BUENO AQUI LES DEJO EL CAPI...




Jhon me llevo hasta una de las mesas de la parte de atras de la cafeteria.
-¿Para que me trajiste tan...lejos?-le pregunte muy nerviosa cuando nos sentavamos
-Bueno, pues..-vacilo un momento-,¿te acuerdas de el sabado, cuando te mencione que tenia una banda?-me pregunto mirandome a los ojos.
-Claro que me acuerdo-de hecho recordaba todo lo de nuestra conversacion. Jhon me habia dicho que tocaba la bateria y que tenia una banda con unos amigos, se llamaba "Jharf", por las iniciales de los nombres de los miembros-, Y ¿que pasa con eso?.
-Pues...esto te lo pude haber dicho por telefono, pero te estuve llamando al celular y no me contestaste.
-Ah es que...-no le podia decir que por andar pensando en el habia dejado mi celular junto mi baso de gaseosa y al levantarme derrame todo ensima del aparato-, mi hermana Susan lo dejo caer y se daño-respire, no era muy buena en eso de mentir. Ojala me halla creido, pense.
-¡Que facha!, bueno como sea. La cosa es que hoy tengo ensayo con la banda, y queria saber si te gustaria ir a vernos tocar y decirnos sin te gusta. Le conte a mis amigos que tienes un gran gusto para la musica y se me ocurrio invitarte. ¿Quieres ir?
-Si-le respondi en un susurro. Espavile varias veces, cersiorandome de que no fuera un sueño. No lo era.
-¿Si?, genial. prestame una hoja y un lapiz para darte la direccion-me dijo con una sonrisa.
Me dio la direccion del lugar en donde ensayaban. No habian conseguido un lugar mejor, asi que practicaban en el garaje de la casa de Fabian y Alex, los gemelos.
El resto del dia se paso...No lo se. Si se nos venia ensima un terremoto, no me hubiera dado cuenta, yo estaba bien elevada en mi nuve, pensando en Jhon. Incluso la profesora Carina me pregunto si me sentia bien, yo le dije que no era nada, solo que estaba "un poco" adormilada.
Al terminarse las clases Natalia me acompaño hasta la parada del autobus junto con su amiga Zoe, las dos iban parloteando sobre no se que cosas de la banda, no supe muy bien pues no preste atencion. Luego de bajarme del autobus nisiquiera fui al parque, como comunmente lo hacia, sino que me fui directo a mi casa. Tenia muchas cosas en que pensar. ¿Que ropa me pondre?, ¿Como arreglo mi cabello?, ¿Tennis o sandalias?. No era de las chicas que piensan mucho en como van vestidas, pero HOY si tevia serlo!
Sali de mi casa a las tres en punto (el ensayo era a las tres y media), tal vez iba MUY puntual, pero no podia aguanarme mas tiempo sentada en la sala de mi casa viendo caricaturas con mi hermana. En veinte minutos estube en la parada del autobus de la calle de la casa de los gemelos. Me sente alli a esperar un rato mientras creia adecuado el momento para hacer mi entrada.
-Buenas tardes, ¿Estan Fabian y Alex?-le pregunte a la mucama viejita que me abrio la puerta de la casa.
-¿Quien los busa?-me pregunto a su vez ella.
-Gabriela, vengo a lo del ensayo de la banda.
-Ah, si claro la banda. No sabia que iban a poner una nueva integrante y mucho menos una chica-me dijo ella sonriendo, la piel alrededor de sus mejillas y sus ojos de arrugo mas de lo que estaba para crear la casi inperceptible sonrisa.
-Pues, no soy integrante, ni lo sere. Solo vine a ver.
-Oh, claro. Ven por aqui-me dijo asiendome un gesto con la mano para que siguiera. La casa no era muy grande, pero era muy bonita y acogedora, me llevo por los pasillos estrechos hasta las escaleras que llevaban al garaje subterraneo-.Baja con cuidado, alli estan ellos.
-Esta bien y, gracias-le respondi sujetando la baranda de la escalera.
-Hola Gabi!. Gabriela ellos son Ricardo, Alex, Fabian y Humbert. Chicos, ella es Gabriela-me presento Jhon de manera informal, mientras me tomaba de la muñeca para que entrara "a la zona". La respiracion se me acelero cuando me toco el brazo. El era genial.
-Hola!
-¡¿Que hay?!
-Buenas tardes señorita!
-Hi Hi!
Todos los chicos me saludaron muy amablemente, eran todos buena gente. Jhon me dijo que me sentara en el canape que estaba al lado de la caja en donde guardaban los cables. El ensayo empezo y yo no hize mas que mover la punta de mi pie al ritmo. Tocaban estupendo, realmente me gustaron mucho las canciones especialmente las letras, eran divertidas y a su vez hablaban de amor y desamor, la escuela, chicas, chicos, muchas cosas.
-¿Quien compone las canciones chicos ?
-Jhon!, es muy bueno en eso, yo soy un dios en la guitarra pero en escribir y eso soy un asco!-me respondio Alex dandome una soda.
-Jhon? ah, no lo sabia. ¿Y en que te inspiras?-dije dirigiendome a Jhon que estaba acomodando una silla a mi lado.
-En muchas cosas. Mis ex novias, mis amigos, cosas que me entero en la escuela, quien me gusta. La inspiracion llega y ya.
-Ya-le dije, no se me ocurrio que mas responderle, ¿quien le gusta? ¿quien le gusta? ¿quien le gusta?, me preguntaba internamente-.¿Donde esta el baño?
-Sube las escaleras, y la puerta que tiene el pomo rosa.
-¿Rosa?-pregunte.
-Si, son cosas de mama-me respondio Fabian. Subi las escaleras torpemente, todavia pensando en el dilema que era quien le gustaba a Jhon. Queria saber. ¡Necesitaba saber!.
Puse el agua a temperatura fria, y me lave la cara y el cuello. Estaba sudando por la ansiedad. Me sente en el suelo unos tres minutos con las piernas extendidas para relajarme. Superado mi estado de nervios abri la puerta y me dirigi de nuevo al garaje.
Al bajar las escaleras no podia creer quien estaba alli. Ella estaba sentada en el regazo de Jhon, con su cabeza apollada en su hombro. Las piernas me temblaron como gelatina y pense que me caia al ver esa ascena.
-¿Sara?
..........

//ESPERO QUE LES HALLA GUSTADO! PORFA COMENTEN, POR QUE NO VEO MUCHOS COMENTS ASI QUE NO SE SI CONTINUO LA HISTORIA O NO, SI LES GUSTA O NO! ENTONCES...COMENTEN, RECOMIENDEN Y SIGUAN!!!!

BESOS..PAU<3///

viernes, 18 de diciembre de 2009

EL GATO Y EL RATON

El domingo fue un día relativamente tranquilo en comparación con los otros días de mi semana. Mi prima Naomi cumplió 16 así que mi tía, su mama, nos invito a papa, mama, a Susan y a mí a su casa a una pequeña comida de celebración. Durante la estancia donde Naomi no pare de pensar ni un momento en el hecho de que ya había hablado a Jhon Suttcliff, el chico de la clase de matemáticas, el chico que me defendió en el pasillo, el repartidos, el chico que trabaja en la tienda de discos, el chico que me dijo que mi camiseta estaba genial, el chico con el que había hablado tan tranquilamente, el chico que me pidió mi celular. El, el, el. El era el.

Desde que hable con el en la tienda de discos, el sábado, no pude sacarlo de mi mente. El domingo desde que me levante hasta que me dormí el estuvo en mi cabeza.

La noche del domingo no fue una de mis mejores noches. Casi no pude dormir pensando en Jhon y en nuestra conversación, y aparte me toco levantarme temprano para ir al colegio. Me levante como un zombie y estuve así por mucho tiempo.
-¿Que tienes hija?-me pregunto mama durante el desayuno.
-Nada mama, solo que no dormí muy bien-le había respondido yo.
-Pues, si no te sientes bien, no vallas al colegio.
-No, mama. Quiero ir-mentí. No quería ir, no quería encontrarme a Jhon por ningún lado, pero mi cobardía no significaba que debía ser irresponsable y no asistir al colegio por una razón tan torpe.

En el colegio corría entre clase y clase para así disminuir el riesgo de encontrármelo por los pasillos. Lo vi unas dos veces por la puerta del gimnasio y el baño, el me miro, pero yo me hice la desentendida y seguí corriendo. Si el me hubiera perseguido hubiera parecido el juego del gato y el ratón. Que risa. Yo le huía y el probablemente no se inmutaba de todo por lo que yo estaba pasando.
-¡Suficiente!-me dijo Natalia al salir de la clase de Biología-¿Que rayos tienes?
-Pues...
-¡No se te ocurra decirme mentiras!-me interrumpió.
-Esta bien, lo que pasa es que...-le empecé a contar todo sobre el chico desde mi camiseta de Paramore hasta lo de los celulares, haciéndole un recuento de lo anterior a eso. Ella no paraba de reír y de sonreír.
-Bueno, pues no te parecería bien hablar con el, tarde o temprano te lo encontraras por aquí-me dijo Nat cuando termine mi monologo.
-Pues, prefiero tarde-le respondí irónicamente.
-Lo siento, pero temprano seria mejor.
-No te entiendo, ¿por que dices eso?-le pregunte muy confundida, ¿se había vuelto loca mi amiga?
-Por que ahí viene, y no vas a huir-dijo tomándome del brazo. Quise voltear a ver que tan lejos estaba Jhon y así calcular mis posibilidades de huida, pero el ya estaba detrás de mi.
-Hola Gabi, ¿como estas?-me saludo. yo lo mire con cara de vergüenza, quería salir corriendo y no volver-. Gabi, ¿no te acuerdas de mi o que?-me pregunto Jhon algo apenado. ¡Genial!, ahora cree que soy amnésica
asentí con la cabeza.
-no entiendo, ¿Si te acuerdas de mi o me estas diciendo que efectivamente no te acuerdas de mi?-me pregunto con cara de interrogante. Yo me reí y le dije:
-Si me acuerdo de ti Jhon!
-¡Que bien!, Eh, Gabi ¿puedes venir un momento conmigo?
-Pues, no lo creo es que, es que, es que Natalia, ella mi amiga Natalia, me dijo que la acompañara a...hacer algo-le respondí jalando a mi amiga por el brazo.
-No, te preocupes yo puedo hacer...eso sola. Los dejo, solos -respondió Nat guiñándome un ojo y dándose la vuelta para irse.
-Entonces, ¿vienes?
-Claro-le respondí con el poco aire que tenía todavía. Me había olvidado respirar, así que tome un gran trago de aire y lo seguí....

jueves, 17 de diciembre de 2009

CONOCIENDONOS MEJOR

La tarde estaba un poco nublada antes de que saliera de casa, razón por la cual había tomado el paraguas y lo llevaba conmigo. En la parada del autobús había un gran charco de agua estancada, y pensé que por eso el conductor iba a detenerse un poco antes o un poco después del lugar en donde estaba el alto, pero en cambio el señor se planto justo en frente del lodazal. Me embarre hasta los tobillos del lodo de la charca y mis zapatos pasaron de ser grises a cafés.

Cuando llegué a la puerta del almacén de discos, procure limpiarme muy bien los zapatos con el trapo que habían puesto en el suelo.
-Buenos días-salude a mi tía Chavi y a la otra muchacha sentada detrás del aparador.
-¿Cómo estas cariño?-pregunto mi tía.
-Bien, o al menos eso creo-le dedique una sonrisita agachando la cabeza para señalar con ella mis zapatos llenos de barro.
-¡Espero que te hallas limpiado bien!-me devolvió la sonrisa.
Me dirigí de inmediato al la bodega a buscar algunas cajas de CDs para organizarlas en los estantes, pero cundo estaba allí Chavi me mando a llamar con Camille, la otra chica.
-¿Sabes para que me llama?-le pregunte a Camille cuando salía de la bodega.
-No. Debe ser para presentarte a su esposo, el acaba de llegar-respondió ella indiferente. No la llevaba conociendo mucho, apenas un día, pero no era una persona muy agradable para estar. Era un poco engreída y, para mí, se creía superior. Era guapa, tenía los ojos miel, el cabello castaño oscuro hasta la cintura, era alta y esbelta, pero el hecho de que seas bonita no te da derecho a que pienses que eres más importante que otro.

Mi tía estaba sentada en una silla al lado del pequeño refrigerador tomando una soda de naranja.
-Dime tía, ¿para que me llamas?-le pregunte y me senté a su lado.
-Ah, era para que conocieras a mi otro empleado, es importante que conozcas a todos los miembros de mi equipo, ¿no?-me respondió ella.
No supe que contestarle, así que solo la mire.
-¡Jhon!, ven por favor-llamo mi tía a alguien.
Sentí como mi estomago se revolvía y mis ojos se salían de las cuencas al ver quien era el tal Jhon.
No, no, NO. Pensé. ¡Que suerte la mía!
-Jhon, ella es Gabriela. Gabriela, Jhon-dijo mi tía presentándonos.
No supe que hacer. El chico Suttcliff extendió su mano y dijo:
-Mucho gusto Gabriela
-Ho…Hola-le respondí con un hilo de voz.
-Bueno, yo los dejo para que se conozcan y para que pongas a Gabi al tanto de todo aquí en la tienda-espetó mi tía Chavi.
-Yo, a ti te he visto antes, ¿verdad?-me pregunto Jhon, dirigiéndose al garaje-Ven.
-Pues…-mi cerebro estaba exprimiéndose tratando de encontrar una respuesta adecuada.
-Ah, si ya me acorde…
¡Por favor no!
-Hoy en la mañana, eres la chica que tenia la camiseta de Paramore, ¿o estoy mal?
-Eh, no. Estas bien, si soy esa chica-le respondí. Al menos no me había dicho que me recordaba por lo del pasillo y lo de Susan, suponiendo que era mi novio.
-¡El mundo es un pañuelo!-me dijo tomando una caja del suelo.
-Si, definitivamente-le respondí-.No te imaginas cuanto-dije la ultima parte mas para mi que para nuestra conversación.
-Ayúdame a llevar estas cajas allá y a sacar los discos, y podremos sentarnos a descansar un ratito a descansar mientras llegan los clientes. Vamos-yo asentí.
Tenía las manos heladas y sudaba frío. Estaba muy nerviosa, no podía creer que ya había conocido al chico Suttcliff, fue tan sencillo, pero a la vez tan… espeluznante. Ya sabia su nombre, ese era un gran avance y un avance aun mayor era que me recordaba, pero no por algo malo. Tal vez mi suerte iba cambiando.
-¿Así que eres fan de Paramore?-me pregunto Jhon cuando nos sentamos en un viejo canapé que estaba al lado de la puerta de la bodega.
-Si, lo soy. Y tu también, ¿o me equivoco?-le respondí mucho mas tranquila, fue mas sencillo de lo que pensé entablar una conversación “normal” con el. Pero era una lastima q ue ya faltaba muy poco tiempo para terminar mi turno.
-Me gusta mucho el rock, pero no tanto el pesado, por eso me gusta Paramore, por que hace una especie de mezcla este el pop, el rock y otras cosas-sonrío-. No soy un experto, como puedes ver.
-Ah, pues para no ser un experto sabes bastantes cosas sobre música, creo-le devolví la sonrisa-. Es mi banda preferida, pero más que todo por las letras de las canciones, ellos incluyen muchas cosas en ellas, tristeza, alegría, dolor, adolescente, amor…
-Tienes razón.
Seguimos hablando de música y de tipos de películas por unos quince minutos.
-Lo siento, ya me tengo que ir-le dije poniéndome mi chaqueta.
-Esta bien, nos veremos luego-me respondió, y acerco su rostro al mío para darme la despedida con un beso en la mejilla. No respire, contuve el aliento cuando el se me acerco. Era tan guapo y tan amable.

Cuando iba saliendo de la tienda alguien me tomo del brazo y me detuvo. Era Jhon.
-Eh, Gabi, tengo una banda y tal vez, quieras ir a vernos ensayar. ¿Podrías darme tu número de celular y yo te aviso cuando?
-Claro-anote con una mano temblorosa mi número en un pedazo de papel amarillo-.ahora si me voy, adiós.
-Adiós Gabi.


//SIENTO MUCHISIMO NO HABER ESCRITO POR TANTO TIEMPO, ES QUE MI COMPUTADOR ESTABA DAÑADO. ESTOS DIAS POSTEARE TODOS LOS DIAS! LO PROMETO!...MECESITO DESATRASARME NO??
AH... COMENTEN, SIGUAN Y RECOMIENDEN PORFAAAAAAA!!!

jueves, 10 de diciembre de 2009

PRIMERA CLASE

-Buenos días Gabi-me saludo Sara cuando abrí la puerta-¿Cómo estas?
-Eh, bien, si, bien-le respondí confundida. Me sorprendió que la porrista estuviese en la puerta de mi casa tan temprano.
-Hum, aparentemente no te acuerdas de nuestra clase de matemáticas hoy, ¿verdad?
Rayos, como pude olvidarlo
-Pues…-no. No me acordaba para nada, además ahora que ella lo mencionaba la clase era a las ocho-, pero Sara ¿la clase no era mas tarde?
-Si, pero mi mama tenia que salir temprano y no me podía traer mas tarde así que, aquí estoy-me respondió. Vi como su expresión cambio de un momento al otro-¡¿Por Dios Gabriela, que te paso en el brazo y en la cara y…Que te paso?!
-Es solo un golpe…-no le iba a contar que me caí de la cama. Que vergüenza-, me tropecé cuando iba subiendo las escaleras y ya, no es nada serio, no te preocupes.
-Oh, pero si parece algo serio. Bueno What ever!-dijo moviendo su cabello con sutileza-¿Puedo entrar?
-Si, pasa. Pero espérame unos quince minutos mientras me baño y me cambio, ¿si?-le pregunte un poco apenada, pues estaba despeinada y en pijama.
-Esta bien, yo espero.
La acompañe hasta la sala principal y le dije que se sentara. Salí de allí caminando apresuradamente y subí las escaleras de dos en dos escalones. Dure apenas unos 8 minutos duchándome y otros 5 vistiéndome. Me puse una camiseta negra que tenia el nombre de mi banda preferida, Paramore, inscrito en ella, unos jeans algo raídos y me calce las sandalias mas cómodas que tenia.
-Estoy lista. Eh, ¿Trajiste tus libros o busco los míos?-le pregunte a Sara desde las escaleras.
-No tranquila, yo traje los míos, vine preparada-respondió ella abriendo su lindo bolso de Dior.
Eran las ocho y diez cuando empezamos la clase. Nos sentamos en la mesa del comedor, pues allí había mas luz. Me era mucho más fácil estudiar en un lugar iluminado, ya que aunque no usaba mis gafas; las cuales había sustituido por lentes de contacto, mi oftalmólogo me había dicho que no debía esforzar mucho la vista leyendo en sitios oscuros. Así que debía estar en lugares con mucha luz, la historia de mi vida.

Durante la primera media hora me dedique a analizar los exámenes desastrosos de Sara para determinas en que debía hacer énfasis. Aparentemente, todo necesitaba énfasis. Luego de hallar los ejercicios más simples empecé a explicarle a la porrista lo más claro que pude. Ella entendió. Creo.
-…debes tomar este numero y elevarlo al cuadrado-le explicaba las ecuaciones cuadráticas.
-¿Y eso es necesario?-me pregunto Sara con cara de signo de interrogación.
-Si, por que si no lo haces no vas a poder elimi…-sonó el timbre-, ya vuelvo.
.OK, ¿Puedo tomar agua Gabriela?
-Claro, en el refrigerador hay agua fresca-le respondí dirigiéndome a la puerta.
El timbre de nuevo.
Tome el pomo de la puerta y lo gire para abrir.
-Buenos días.
-Ho…hola-¡era el chico Suttcliff!, ¿Cómo pude olvidarme del detalle del periódico?
Idiota. Pensé
-¿Cómo estas?eh, te tu periódico, lamento la demora, debí haber llegado hace media hora, pero es que…
-Tranquilo-lo interrumpí-, no es nada ¿OK?
-Claro, gracias. Oye, linda camiseta-me dijo señalando con su dedo índice el estampado de mi playera-¿Eres fan de Paramore?
-Si, me encanta su música-le respondí con un hilo de voz.
-Cool, me tengo que ir, que tengas un buen día-se despidió dirigiéndome una sonrisa. Su dentadura era perfecta, con todos los dientes blancos y alineados, y en las mejillas se le marcaron unos lindos hoyuelos.
-Hasta luego-le dije agachando la cabeza. Cerré la puerta y empecé a híper ventilar.

Al menos no había sido un encuentro embarazoso. Que bien.
-¿Quién es Gabi?-pregunto Sara desde la cocina.
-El repartidos del periódico. Ya voy-tome un gran trago de aire y me limpie el sudor de la cara con la palma de la mano.

Mi estudiante no me dio mucho tiempo para pensar en la pequeña conversación que había tenido con el chico Suttcliff, ya que me dijo que tenía un cita odontológica a las diez y media y que debía apresurarse. Terminamos a las diez en punto.
-Toma el dinero de la clase de hoy y la del martes, espero que la próxima no se te olvida-sonrío-.Gracias Gab-me dijo Sara antes de irse.
-Eh, si. De nada-le respondí muy apenada cuando recibía el efectivo.
-Nos vemos-se despidió la porrista.
Después de arreglar mi cuarto me acosté en la cama con un gran vaso de leche y galletas de chocolate .La imagen del chico repartidor llego a mi mente inmediatamente cuando puse mi cabeza en la almohada.

Al menos nuestro cuarto encuentro no había sido horrible como los otros tres. Además le había gustado mi camiseta, y el era fan de Paramore al igual que yo. Tenemos algo en común, quizá si nos conocemos mejor, en el trabajo o talvez aquí en mi casa podríamos…Pare en seco mis fantasías. No podía seguir inventando locuras en mi cabeza.


Se hicieron las doce y media rápidamente. Mama y papa llegaron del trabajo y almorzamos juntos. Luego de una charla con mis padres sobre calificaciones, ropa y mi clase de hoy con Sara, fui a mi cuarto para adelantar mi ensayo sobre la literatura del romanticismo. Ya eran las dos cuando termine mi tarea, y debía ir a prepararme para ir trabajar a las dos y media.


///CHICOS, ESTOS DIAS TARDARE EN PUBLICAR, TAL VEZ EL SABADO O EL DOMINGO, JEJE! =D...ES QE ANDO ESCRIBIENDO OTRA HISTORIA! LOS QUIEROOO!!!//

AH Y COMENTEN, RECOMIENDEN Y SIGUAN POOORFAA!!

miércoles, 9 de diciembre de 2009

E-MAILS

Al despertar tenia un extraño gusto en mi boca, no reconocí el sabor, pero no tuve mucho tiempo para pensar sobre ello, pues sentí una punzada de dolor en mi brazo izquierdo. Aun estaba adormilada, pero pude notar que ya no estaba acostada en mi cama.

Mama me había contado la forma en que muchas veces rodaba de mi cama y caía al suelo cuando era pequeña, pero eso no ocurría desde que tenía unos 10 años. Las sabanas estaban enrolladas en mis piernas y el oso de peluche con el que dormía estaba a mi lado. Me apoye en e brazo bueno para levantarme del suelo. Cuando me encontró de pie fui al baño y me mire en el espejo.

Mi labio superior estaba inflamado y rodeado de sangre seca; a eso se debía el sabor en mi boca. Por mi semblante reflejado en el espejo y el moretón de mi brazo, veía que el golpe había sido muy fuerte, pero ¿Cómo me pude haber golpeado de esa manera y no haberme levantado? Debí estar durmiendo como roca o como muerta para no percatarme de mi caída.

Abrí la llave del agua y me lave la cara, la boca y los dientes con mucho cuidado, el simple rose de mis labios con el agua me causo un ardor impresionante, pero tuve que seguir limpiando la herida para evitar una infección.

Luego de lavarme baje las escaleras y fui a buscar mi desayuno. Al entrar a la cocina mama me vio y se puso histérica.
-¡Gabriela!, ¿Qué rayos te sucedió?-dijo a gritos mientras me tomaba del brazo para mirar mi moretón-. ¡Responde hija!
-Mama, tan solo me caí de la cama, me di un buen porrazo pero ya estoy bien-le dije-. Y ya déjame el brazo quiero que me vas a hacer otro moretón de tanto zarandeo!
-Hay hija, cuando te vi así casi me da un infarto-y me beso las dos mejillas.
-Madre, tú como siempre tan exagerada-le dedique una sonrisa. Margot siempre ha sido la mujer mas cuidadosa del mundo con sus hijas, cuando yo era pequeña no podía tropezarme tranquilamente, por así decirlo, por que si lo hacia la histeria rebosaba en ella y el escándalo que formaba era enorme, pero a pesar de eso su buena maternidad nunca fue puesta en duda.
-Tengo hambre mami, ¿Dónde esta el cereal?-pregunte cuando abría la alacena.
-Esta en el otro gabinete-respondió.
-Ah, si, ya lo encontré. Gracias.
-Adiós Gabriela, nos vemos al medio día, ya estoy retrasada. Te quiero-me dijo y me lanzo un beso desde la puerta de la cocina.
-Yo también te quiero-le grite.
¿Qué horas son? pregunté para mi misma. Mama siempre salía de casa a eso de las seis y media de la mañana, así que debía ser muy temprano. Mire el reloj en forma de gallina que estaba sobre le horno y las manecillas decían que eran las siete menos cuarto de la mañana.

Había madrugado mucho, y eso que era sábado, debí de haberme confundido y haber pensado que era un día de escuela. Pensé.

Termine de comer mi desayuno y me dirigí a mi habitación a pensar que hacer antes de que fueran las tres de la tarde para ir a trabajar. Encendí el computador y espere a abrir la página de Internet de mi correo electrónico. Revise los mensajes que tenia y los fui borrando a medida que leía el nombre de la persona que me había escrito. Había unos cuantos de mi prima Naomi y otros era solo anuncios de promoción de otras paginas Web. Sorprendentemente tenia dos e-mails de mis amigas, uno de cada una, lo cual era muy extraño, ya que ninguna de ellas se tomaban el tiempo para escribirme. “Para hablar esta la escuela”, decían ellas.

Hola Gabi. Ese era el asunto del correo que me había enviado Natalia.
Bueno amiga, te escribo por que tengo una gran curiosidad por saber que ha pasado con el chico ese. Llámame cuando consigas un poco de información mas de el. Adiós, te quiero.
El mensaje era corto pero conciso. Al parecer la más cuerda de mis dos amigas había perdido su compostura. Pensé en decirle que lo había visto en mi nuevo trabajo, pero decidí no hacerlo, así que solo le dije:
Lo siento Nat, no se nada. Yo también te quiero.
Tras responder al mensaje de Natalia, volví a la bandeja de entrada para ver el mensaje de Lucia.

Hola Gabi. Se que te debe parecer raro que te escriba, pero no te asustes, yo estoy genial, solo es que me surgió una curiosidad pequeñita. Jeje. Bueno pues hace ratito cuando estaba en mi cuarto me puse a pensar y…

Y así continuo dándole vueltas al asunto, pero todo lo que Lucia escribió iba orientado en la misma dirección que Natalia. Quería saber del chico Suttcliff. Hubo algo diferente en el correo de Lucia, aparte de la extensión del mismo en comparación con el de Natalia.

Espero que esta vez cuando te lleve el periódico hablen un poco y se conozcan, ¿seria genial, no?

¡El periódico! Había olvidado ese detalle. Mama y papa estaban en el trabajo y Susan había dormido en casa de mi tía Margarita, y no iba a regresar hasta la noche, así que si el llegaba yo seria…
Sonó el timbre.
¿Acaso era el chico del periódico?
Tenia que abrir.

domingo, 6 de diciembre de 2009

TUTORA

Mama me recibió con una gran sonrisa dibujada en su rostro y, al mismo tiempo, con la preocupación desbordándole por los ojos. Por un momento pensé ignorarla y subir corriendo las escaleras, pero cuando vi que su expresión se convirtió en pura alegría y emoción de verme sana y salva, no pude romper su corazón, así que la abrasé. Ella me tomo una mano y la estrecho con fuerza, yo le dedique una sonrisa un poco fingida y la abrasé de nuevo.
-Es tarde hija, ¿No lo notaste?-me pregunto.
-Si mama, lo siento-le respondí agachando la cabeza.
-bueno, no importa ahora. Dime amor, ¿Qué tal estuvo tu día?-dijo ansiosa.
-Margot-le reclamo papa-. Déjala llegar al menos, tienes mucho tiempo para que te cuente como estuvo todo-mama lo fulmino con la mirada.
-Déjala papa, yo quiero contarle-le dije a Charlie en pos de no ser mala con mama-, y por favor papa, no disímiles, tu también quieres saber todo con pelos y señales-le dije medio en serio medio en broma.
-Bueno hija, es para nosotros los padres muy importante cuando nuestra hija mayor consigue su primer trabajo serio y…
-Ya Charlie! Deja tu discurso para después-lo interrumpió mama.
-si, estoy de acuerdo-murmure para mis adentros-¿Qué hay para cenar?-le pregunte a mi madre.
-Ordenamos pizza de salami con queso, ¿ es tu preferida verdad?-dijo mama mientras limpiaba el mesón de la cocina. Yo asentí.
¡Rinn,Rinn! Sonó el timbre.
Todos los que estábamos en la estancia nos sobresaltamos un poco.

Mama dejo la cocina y se fue hacia la puerta a ver quien era. Escuche voces que venían de la entrada…
-…Si aquí esta-escuche que le dijo mama a nuestro visitante-¡Gabi!, ven por favor, te busca una chica. ¿No quieres entrar corazón?-pregunto mama a la chica misteriosa.
-No gracias señora, solo necesito a Gabriela un momento.
La voz de la chica no me pareció familiar en lo absoluto, no era ni Natalia ni Lucia, si hubiera sido alguna de mis dos amigas reconocería su voz. Así que la única forma de saber quien me buscaba, era ir a la entrada.
-¡Voy mama!-le respondí mientras mi hacia una coleta de caballo.
Cuando llegué a la puerta de mi casa me sorprendió ver quien era la niña que me solicitaba. Era Sara Stewart, una de las chicas del grupo de porristas, ella era algo así como la enemiga de Lucia, o en si, su competencia.
-Ho…Hola Sara-la salude frunciendo en ceño.
-Hola Gabriela ¿Cómo estas?
-Bi…
-Quería pedirte un favor-dijo interrumpiéndome.
-eh, si dime en que te puedo ayudar-le respondí.
-Pues mira, yo quería saber si tu accederías a ser mi tutora de matemáticas. Soy muy buena para hacer piruetas y giros en el aire, como lo puedes notar en las rutinas de porras-dijo con una sonrisita en su rostro-. Pero lastimosamente, no nací para eso de las ecuaciones, ¿sabes?
-Hem, claro Sara-le respondí relajando mi postura. No seria nada nuevo eso de ser tutora, desde sexto grado empecé a serlo en muchas clases aparte de matemáticas.
-Entonces...-vacilo un poco.
-Entonces, ¿te parece bien las clases los miércoles y los sábados en la mañana?
-Claro! Mañana es sábado Gabi, dime a que horas vengo
-A las ocho y media de la mañana, ¿esta bien?
-¡Perfecto!, bueno gracias Gabi, que tengas buenas noches-me dijo retirándose un poco de la puerta-¡Hasta luego señora Munich!-se despidió de mi mama por encima de mi hombro-Nos vemos mañana Gab.
-Si, adiós-le dije cerrando la puerta. ¿Gab?, preferiría que me llamaran Gabrielita que Gab.
-¿Qué quería esa chica hija?-me pregunto mama, mientras salía de la sala.
-Solo venia a pedirme tutoría en matemáticas, a propósito, viene mañana a las ocho de la mañana.
-Ah. Esta bien-respondió ella.
-Buenas noches papa y mama-les dije subiendo las escaleras.
-pero hija, ¿No piensas cenar?-me pregunto papa desde el comedor.
-no, no tengo hambre. Ya comí algo en el centro comercial-Mentí.


Luego de darme una ducha de agua tibia, me puse a pensar en los pros y los contras de ser la tutora de Sara Stewart.

Lo bueno seria que podría mandar a la tonta de Sara por un rato, y echarle en cara sus torpezas en las matemáticas. Aunque no sabia si tendría el valor suficiente para hacerlo.

Los contras serian tener que soportar su superficialidad y su arrogancia. Además, aparte de ser llamada “la que anda con Lucia”, seria conocida como “la cerebrito tutora de Sara”. Perfecto, el sueño de toda mi vida.

Ya le había dicho que si a la porrista, si que no podía echarme para atrás con mi decisión, tenia obligatoriamente que ayudar a Sara.




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Besos...Pau<3

sábado, 5 de diciembre de 2009

¿ME PERSIGUES O QUE?

Era ese chico de nuevo.¿que rayos esta haciendo el aquí? Pensé.
-¡Suttcliff ven acá!-escuche a mi tía llamándolo.
-Revisa la mercancía para ver si se daño algo, ¿si?-me dijo el mientras salía de la bodega.

Era la tercera vez que veía a ese muchacho. ¿Por qué me lo encontraba en todas partes? Entre mas deseaba no volver a verlo, mas rápido aparecía el. ¿Acaso me estaba persiguiendo? Esperaba que no fuera así. Pero mirándolo con buena perspectiva, al parecer el no se acordó de mi, y el no haberme reconocido era una buena señal de que ya se había olvidado de la tonta del pasillo y de la inmadura de aquella casa, mi casa.

Luego de organizar los CDs, tal como me dijo mi tía empecé a huir del chico par no verlo de nuevo, pero al parecer el ya había terminado su turno y se había ido, pues no lo vi. mas. Cuando Salí del trabajo me dio

el antojo de mirar las vitrinas de los almacenes del centro comercial. En una de las tiendas hubo una pulsera que me llamo mucho la atención. Era de plata, con pequeñas piedritas rojas y blancas que le daban un toque original y llamativo. El accesorio hacia parte de un juego de pedrería, eran un collar, un anillo, unos pendientes y la pulserita. Quería comprar la pulsera y el collar, pues me parecían lo mas bonito del juego, así que le pregunte a la señora si vendían las piezas por separado o tenia que comprar todo el juego.
-Claro, pero tiene un cargo adicional-me respondió la regordeta vendedora-. El 10%, de hecho.
Revise mi cartera para ver si tenía el dinero suficiente para realizar mi compra. Al menos pude comprar la pulsera; el collar era muy costoso; pero para poder hacerlo debí tomar un poco de efectivo de lo que tenia ahorrado para el regalo de cumpleaños de mi papa, pero no me preocupe por eso, ya que en mi nuevo empleo me pagarían lo suficiente como para suplir la cantidad de efectivo que tome del fondo para el obsequio. Normalmente no hubiera gastado ese dinero en algo tan vano como un collar, yo no era de esas chicas que les gusta despilfarrar el dinero, al contrario, me gustaba ahorrar y gastar solo lo necesario. Pero ese día quería comprar la gargantilla, no se por que, pero en fin lo hice.

En el camino del centro comercial a mi casa me dedique a pensar en el chico Suttcliff. No sabia mucho de el, pero al menos ya conocía su apellido, y lo mejor era que me había asegurado de que no se acordaba de mi, y si lo encontraba de nuevo, esperaba que no, el no me reconocería.

Cuando el autobús se detuvo en la acera al lado de la parada, me baje rápidamente y camine lo más veloz que pude. Ya era un poco tarde, parecía que mi momento de compras me había retrasado una media hora como mucho, no quería arriesgarme a que algún ladrón una de esas pandillas me despojaran de las pocas pertenencias que llevaba conmigo.

Acelere el paso al sentir un ruido detrás Demi, pero cuando quise voltear a ver que era lo que me había asustado, vi a un gato de pelaje rojizo y los ojos verdes pasar junto a mi. Al ver al felino deduje que el era quien había causado que se me crisparan los nervios y que se me pusieran los pelos de punta por un momento.

Mire mi reloj. Eran las 7:45 de la noche, para algunos era la hora perfecta para salir a comer o para ir a cine, pero para mí ya era tarde. Llegué a mi casa y toque el timbre para que cuando entrara mi papa no se sobresaltara en el sillón, lo cual fue una mala idea pues cuado quise tomar el pomo de la puerta para entrar, esta ya se había abierto, y no precisamente por obra y gracia del espíritu santo, sino por que mi inquieta madre había abierto la puerta de un jalon.

viernes, 4 de diciembre de 2009

CD ROOM

CD ROOM


Esa mañana estuvo un poco diferente a las otras de esa época del año. Para mi buena suerte la mañana no estuvo nublada y no llovió ni un poco, lo cual me tranquilizó, ya que no había llevado el paraguas al colegio.

Las horas de clase se me pasaron muy lentamente, parecía que el reloj del salón, el del pasillo y el reloj de mi mano se habían confabulado para que las manecillas que marcaban los minutos fueras más lento de lo habitual, haciendo que rebosara el vaso de mi paciencia.

Aparte del plan maligno de los relojes, todo estuvo muy normal y tranquilo. Lo mismo de siempre. El examen de química; que por cierto reprobé, una pequeña charla con Lucia y Natalia, la misma comida en la cafetería; lasaña de pollo, jugo de naranja y gelatina de fresa, lo cual no estaba mal para un colegio con tan bajo presupuesto como el de mi escuela.
Lucia y Natalia seguía insistiendo con el tema del chico del día anterior.
-¿Lo has visto?-preguntó Nat.
-No, ni quiero verlo-le respondí-.Me daría mucha vergüenza después de lo de ayer.
-¿vergüenza? ¿Por que? El solamente te ayudo a levantarte, eso no es para nada vergonzoso-me dijo Lucia.
-No es solo por eso
-¿entonces que pasa? ¿Por que no quieres volverlo a ver?-preguntó Natalia.
-Lo que pasa, es que ese chico resulto ser el repartidor de los periódicos en mi calle y…
-¡Que bueno!-me interrumpió Lucia-¡Ahora puedes verlo diariamente!
-¡No!, eso es lo que me preocupa. No quiero volver a verlo-le respondí.
-Lucia mejor cállate y deja que Gabi nos termine de contar que le pasa. ¿Esta bien?-replico Nat.
-Esta bien me callo. Pero apresúrate Gabriela-dijo retirando su larga cabellera de su cara-. Tengo que ir al gimnasio a mi práctica de porristas. ¿Te parece?-respondió Luci.
-Si, me parece lo mejor-le dije-. Entonces ayer en la tarde el chico llevó el periódico a mi casa y me vio en unas fachas horribles, estaba sucia y mi cabello estaba mojado y despeinado. Y lo peor de todo fue que el escuchó a la pequeña demonio de mi hermana diciendo que el era mi novio, lo cual es total y rotundamente falso. ¡¿Entienden en la situación en la que estoy?!
-¡OH Gabi, que mal!-dijo Lucia.
-La verdad tu historia da un poco de pena. Pero no es para tanto. Seguramente ese chico ya ni se acuerda de lo que paso ayer-me dijo Natalia con tono despreocupado, mientras abría su locker.

¿Natalia tendría razón? Tal vez ese niño ya ni se acordaba de mí, ni de lo que había pasado en mi casa el día anterior. Seguramente si el me veía por el pasillo del colegio, pasaría por mi lado como si nada y ni me reconocería. Era duro pensar que eres tan “invisible” como para que no se acuerden de ti de un día para otro, aunque en ese momento me pareció lo mejor.

-Bueno chicas. Mucha charla por hoy, tengo que ir a mi practica-nos dijo Lucia, mientras arreglaba su cabello y retocaba un poco su maquillaje-. ¡Bye!- se despidió con un movimiento de la mano.
-Adiós- le dije desanimadamente, todavía concentrada en el asunto del chico.
-¡Chao! Ah y rómpete una pierna-dijo Nat-. Lo que significa suerte en el idioma de los “artistas”- dijo elevando sus manos y con sus dedos simulando unas comilla.
-¿sabias que eres pésima contando bromas?- dijo Lucia girando glacialmente su cabeza y dirigiéndole una mirada fulminante a Nat.
-Lo que ocurre es que tu no tienes sentido del humor Luci-respondió Natalia entre carcajadas, contagiándome la risa a mi. Lucia por su parte soltó un bufido y se fue moviéndose a pasos largos y rápidos.

Luego de clases siempre iba al parque que quedaba a unas pocas cuadras del colegio. Me gustaba mucho ir allí, pero no precisamente por los animalitos o por el aire fresco, sino por que al entretenerme unos quince minutos estando allí llegaba un poco mas tarde a mi casa, lo que significaba que me ahorraba el hecho de tener que almorzar con el parasito de mi hermana.

Sin embargo ese día no podía retrasarme ni un poco, ya que tenía que llegar puntual a mi nuevo trabajo, para así dar una buena primera impresión. Cuando llegué a mi casa almorcé muy rápido y estaba tan distraída que no me fije en que estaba comiendo atún, algo que no me gustaba ni un poco. Mi hermana me estaba viendo como si fuera un bicho raro, y sinceramente eso era lo que parecía. Comía como un cavernícola, casi no masticaba y tenia la boca repleta de comida.

Cuando termine de engullir mi comida, fui directamente a mi cuarto para buscar el atuendo perfecto para mi primer día de trabajo. Sin embargo cuando abrí mi armario me sorprendió ver una camiseta con el nombre de la tienda de discos en ella. Al parecer mi papa le pidió a la tía Chavi que me dieran el uniforme que usaban todos los demás empleados en el almacén. Una gran idea, por cierto. La camisa era rosada con un pequeño dibujo de un disco plateado y morado al frente, y al reverso estaba el nombre de la tienda en grandes letras negras, CD Room.

El momento en que iba a salir de mi casa para irme a trabajar parecía el primer día de clases para el preescolar de una niña pequeña. Mi mama me tomo muchas fotos con mi uniforme, como si fuera algo importante, y papa por su parte no se quedo atrás. El me dio dinero “por si se me antojaban golosinas”. Qué absurdo ¿no?

Luego de librarme del arrebato de cariño por parte de mis padres, tome el autobús directo al centro comercial Arts and Arts, en el que se encontraba la tienda de discos. Cuando llegué al almacén me encontré con mi tía Chavi, y ella como siempre tan “hospitalaria” empezó a atragantarme de preguntas. ¿Cómo esta tu mama?, ¿Cómo siguió Charlie de su alergia?, ¿Tu hermana Susan ha crecido mucho? Mi
tía me pregunto muchas cosas y si su celular no hubiera sonado en ese momento ella hubiera continuado con el interrogatorio.
-Cariño, ve a la bodega, allí encontraras dos cajas con cintas rojas, saca los CDs de ellas y organízalos en las repisas. Acuérdate que todo esta según el género de música, sigue los letreros que están allí, ¿si?-me dijo mientras señalaba unos cartelitos y salía por la puerta de la tienda para contestar su celular.

Yo seguí sus instrucciones a la perfección, pero cuando quise tomar la segunda caja me di cuenta de que estaba en un estante demasiado alto para alcanzarla. Me estire todo lo que pude y logre asir la caja, pero al hacerlo se me cayeron algunos discos.
-Debes tener mas cuidado, si dañan los empaques ya no se pueden vender los CDs-me dijo alguien detrás de mi.
Al voltearme para ver quien era me quede en shock.

jueves, 3 de diciembre de 2009

¿TU NOMBRE?

La discusión con mi hermana me pareció muy entupida, aunque cuando Susan dijo que este chico era mi novio me dio mucha vergüenza. El muchacho debió haber pensado que yo era una inmadura, al no aguantar una pequeña broma por parte de mi hermanita menor. Pero es que la palabra “novio” se había escuchado o pronunciado en mi casa, y mucho menos hacia parte de mi vocabulario.

Por otra parte. Eso de cerrar puertas de golpe, gritar y hacer pataletas tontas, no son muy de mi estilo, por lo tanto mis padres no saben como reaccionar ante una rabieta. Bueno, eso era lo que yo creía, antes de que me castigaran.

Como siempre, mi mamá con sus discursos y sermones anticuados, diciéndome que es bueno y que es malo, lo que debo y no debo hacer. Ya yo tenía muy claro como debía comportarme, aun-
que ella no lo entendía, y repetía lo mismo una y otra vez, como una grabadora; incluso llegué a pensar que parecía un locutor de football, de esos que no paran de hablar ni un segundo hasta que no se acabe el partido. Mientras mi madre descargaba todo su léxico en mi regaño, mi papa solamente asentía con la cabeza, tratando de darle más validez a lo que mamá me estaba diciendo. El no dijo mucho, en ese caso solo pronuncio cosas como “no debes hacer eso”, o “pareces una niña chiquita”, o cosas así que casi siempre estaban fuera de contexto o que simplemente no tenían coherencia con lo que mama decía. Sus palabras eran insignificantes ante los regaños de mamá.

A pesar del gran sermón de mis padres, mi castigo no fue tan cruel como creí que seria. Mi papá tiene una tía llamada Isabel, pero le dicen “Chavi”. Yo no la conocía mucho, solamente habíamos hablado un par de veces por teléfono, y ella me saludaba en las reuniones familiares, ese era el único contacto que tenia con mi tía. Ella le había dicho a mi papá que estaba buscando empleados jóvenes para una de sus tantas tiendas de discos, y a mis padres les pareció una gran oportunidad para que aprendiera a trabajar en equipo y a respetar a mis superiores. Además de que mi trabajo se convirtiera en “una experiencia educativa”, era también un gran método para ganar dinero mucho más fácil que paseando perros, a lo cual yo me dedicaba.
¿Qué tan difícil podría ser trabajar en una tienda de discos? Es mas, me parece un trabajo muy sencillo. Solamente tendría que organizar los CDs, atender bien a los compradores y tal vez limpiar un poco. Todo seria muy simple, y lo haría sin mucho esfuerzo, además pondría comprar algunos discos con mi descuento de empleados. La idea de trabajar en ese almacén me parecía muy divertida e interesante.

Mis padres me dijeron que debía ir a trabajar los viernes después del colegio, y los sábados en la mañana. Lo de ir después del colegio me agrado mucho, pues durante las tardes no hacia nada, solamente ver programas de chistes tontos. Aunque la idea de madrugar los sábados no me pareció muy buena, pero al imaginarme en un lugar lleno de música con la cual entretenerme y en el que me pagaran, me daba ánimos para levantarme temprano.

Lugo de que me enterara de cual era mi castigo, fui a la cocina a ver si el pollo que deje en el horno ya estaba listo, y para mi mala suerte ya se había quemado. Me asuste un poco, ya que pensé que me pondrían otro castigo por casi incendiar la cocina, pero no fue así. En cambio mi mamá se relajó y al no querer cocinar, se vio obligada a pedir pizza a domicilio. Salami con queso, mi preferida. Aunque en mi casa siempre ordenaban pizza de pollo; la favorita de papá. No estaba mal, pero tampoco me gustaba mucho.
Luego de la cena fui a mi cuarto a tratar de estudiar un poco de química. Pero cuando quise comenzar a repasar mis apuntes, se me vino a la cabeza el rostro de aquel chico. El de la clase, el del corredor, el mismo que llego esa tarde a mi casa repartiendo los periódicos. Pero, ¿Por qué estaba pensando es ese muchacho, si ni siquiera se su nombre?
¿Me gusta? Me pregunte a mi misma, casi en un susurro. ¿Como me podía gustar un desconocido? Pensé.
¿Suliff?... ¿Sutlif?... ¿Suttcliff?-. Balbuceaba.- ¡Si!, es Suttcliff-. Al menos ya sabía su apellido. Bueno, eso me pareció escucharle decir a los del equipo de football en el pasillo cuando me tropecé.

¿Cómo se llamara?, ¿Así será su apellido?, ¿Suttcliff? Refunfuñé. ¿Por qué me importaba? No pude seguir estudiando, mi mente estaba en otro mundo. En el mundo de ese chico. Pensé. Fui a la biblioteca del estudio a buscar algún buen libro para lograr distraerme. Al parecer los únicos libros que me quedaban por leer eran los de cocina. Los cuales estaban llenos de polvo, ya que nunca se habían usado; mi mamá no es de esas señoras que les gusta la cocina y limpiar, ella es mas de esas mujeres que ordenan la comida a domicilio.

Revisé de un lado a otro el estudio buscando un libro interesante, y al no encontrar nada, supuse que una cebolla sonriente y un gran tomate no iban a lograr que me olvidara de aquel chico.
Después de mi intento fallido de leer algo, no tuve más opción que ir a la cama a tratar de conciliar el sueño, para así calmar mis pensamientos.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

EL REPARTIDOR

La acera estaba mojada, ya que había caído una pequeña lluvia. “Estos días llévate el paraguas al colegio, o por seguirte mojando te vas a resfriar”, eso me decían mis padres en la temporada de lluvias. Casi nunca lo llevaba, pero cuando si lo hacia no caía ni una gota de agua y cuando no tenia protección contra el agua no cesaba la lluvia, irónico ¿no?

En fin, ese día no lleve la sombrilla al colegio, lo cual fue culpa del pronóstico del tiempo. La verdad, este no siempre es muy acertado, pero igual lo veo durante mi desayuno en las mañanas.

Los carros pasaban a toda velocidad, por lo cual yo no me acercaba demasiado a la carretera, para no correr con la mala suerte de que algún conductor apresurado me mojara. Sin embargo, en la Avenida Juffil 14, tenia que pasar la calle, y en ese

momento un carro paso a toda marcha y sin percatarse de que yo estaba a punto de cruzar a la otra acera de la calle, me empapo de pies a cabeza. Lo peor fue que el agua que calló sobre mi era del alcantarillado que se encontraba averiado.
-¡Maldición! -. Grité. Pero cuando quise remediar lo que había dicho, dos ancianitas me quedaron mirando, como diciéndome “Niñita ramera”. Me sonroje de la vergüenza, o al menos eso fue lo que sentí.

Corrí a la acera y me senté en unas viejas y descuidadas bancas color cerezo que se encontraban allí. Trate de secar mi cabello para hacerme una coleta, pero ya era tarde. Mi pelo parecía un nido de pájaros, indomable. Retorcí un poco mi camisa, y abrí mi mochila para percatarme si mis libros se habían mojado, lo cual no ocurrió, ya que mi bolso era impermeable.

Iba lo más rápido que podía por las calles. Tratando de no ser vista y de que no me mojaran nuevamente. Cuando llegué a casa, abrí la puerta precipitadamente, tire la mochila al piso y me quite los zapatos para no ensuciar tanto la casa.
-¿Qué te pasa cariño?-. Me peguntó mi mama un poco asustada. No le respondí. En cambio, subí corriendo por las escaleras, haciendo un gran desorden y mojando todo el corredor. No quería que mamá me viera tan sucia y apestosa, como si me hubiera dado un baño de lodo y agua de alcantarilla, aunque en realidad eso era lo que había ocurrido.

Me dí un buen baño, me puse ropa para hacer limpieza y almorcé lo más rápido que pude. A pesar de mi afán y velocidad, cuando me percate ya eran las 4.00 PM. No me iba a alcanzar el tiempo para organizar el desastre que hice, estudiar química y cocinar la cena. ¡Necesito más tiempo! Pensé.

Fui a la cocina y puse en el horno un pollo que ya estaba un poco viejo, y si no se utilizaba lo más pronto posible se hubiera echado a perder. Entre tanto, tomé la escoba, el trapeador y el balde.

Mientras estaba limpiando las escaleras sonó el timbre. No quería abrir, ya que tenía el cabello desarreglado y estaba terriblemente vestida, así que no abrí. La persona que tocaba el timbre seguía insistiendo. Creí que de tanto esperar se marcharía, pero no fue así.
-¡Abre la puerta que estoy tratando de dormir, y el timbre no me deja!-. Grito mi papá.
Así que no tuve más remedio que abrir la puerta. ¿Qué importaban mis fachas? Solamente iba a abrir la puerta. Me dije a mi misma.

Para mi sorpresa, en ese momento si importaba mucho como me veía. Cuando abrí la puerta me quede impresionada. Quien estaba timbrando era el chico que me había ayudado en el corredor esa mañana. ¿Qué hace aquí?, me pregunté. El muchacho estaba parado en mi puerta con un morral al hombro.
-¡¿Quién es?!-. Me preguntó mamá. Y para mi mala suerte apareció Susan quien respondió en mi lugar.
-¡El novio de Gabi!-. Dijo burlonamente. Yo la empujé y la saqué de mi vista lo más pronto posible.
El chico parecía apenado, creo que se sonrojo, ademas tenía una pequeña sonrisa en su rostro.
-Hola-. Me dijo.
-Ho…Hol…Hola-. Le respondí tartamudeando.
-Soy el repartidor de los periódicos, aquí tienes ¿Eh?
-Si, claro. Gracias-. Le dije.
-Adiós, que tengas un buen día-. Me dijo mientras se subía a su bicicleta. Yo le respondí con una sonrisa, y cerré la puerta, junto con un gran suspiro de alivio.
-Uh!, ese chico es muy lindo.-. Me dijo la tonta de mi hermana, mientras salía de la cocina con un plato de cereal en la mano.- ¡Gabi tiene novio!, ¡Gabi tiene novio!, ¡y es muy apuesto!-.Dijo.
-Cállate Susan! Mejor vete a jugar con tus muñequitas y con tus amigos imaginarios. ¡Déjame en paz!-. Le grité.
- ¡Ya estoy grande para las muñecas y para andar hablando sola por ahí! El hecho de que tú a mi edad todavía andabas con niñerías no significa que yo deba ser igual. ¡¿OK?!-. Me respondió.
-¡Tienes 10 años! Eres una niñita, compórtate como tal. ¡Ah!, y para tu información yo no… ¡¿Sabes que?!-. Le dije.
-¡¿Qué?!
-¡Yo a ti no te tengo que dar explicaciones de absolutamente nada!-.Dejé mi trabajo de limpieza a un lado y subí corriendo las escaleras. Al llegar a mi cuarto, entré y cerré la puerta de un golpe. ¡¡Bamm!!

martes, 1 de diciembre de 2009

EL SALON DE LOS CHICOS GRANDES

Salí de la oficina del director, y me dirige al salón de 10º; pase por la sala de maestros, crucé el pasillo de preescolar, llegué al baño, y allí estaba, el curso de los chicos grandes. Entré y todos me quedaron mirando como diciendo “esta niñita que hace aquí”, yo solo me senté y los observaba, el curso parecía una selva; por un lado los punks estaban escuchando música rara, los populares riendo y maquillándose como si fueran para la alfombra roja o un evento así; por otro lado los ners estudiando como locos, los chicos malos y skaters hablando de cosas raras, los normales;(como yo), pensando en no se que, y el chico bufón del curso payaseando, gritando y saltando como un cirquero.

Luego solo escuche una voz profunda y seca, que se esparcía por el salón, era el prefecto Gastón. El “grinch”, como solían llamarlo, dio un grito y de un momento a otro todos se calaron, aunque no falto el distraído que quedo hablando mientras to-
dos se silenciaron, pero en un corto lapso de tiempo este desprevenido se callo y se unió al silencio, un silencio tan frío, que podía sentirse y saborearse en el aire, era aterrador.

El prefecto Gastón me presento con los estudiantes y les dijo a todos que yo les iba a dar la clase, pero por la cara que hicieron pareció que no les agrado mucho la noticia; pero la verdad los entiendo, es que seria muy extraño que de un momento a otro la chica que ves todos los día en el pasillo, de un momento a otro se convierta en tu profesora de matemáticas, la verdad los comprendo demasiado.

Empecé con la clase, explicaba que X2-XY es igual a…bueno, la verdad no importaba lo que estaba diciendo; y mucho menos para los chicos del curso. Sentía que le estaba ablando al tablero. Era frustrante, así que decidí callarme y repartirles a todos unas hojas de un taller que la profesora Rodríguez había mandado con el prefecto Gastón.
El salón estaba en silencio (algo muy extraño), aunque se escuchaban algunos murmullos, pero me daba igual, para mi todo estaba en orden. Los chicos estaban aparentemente trabajando, digo “aparentemente” porque era obvio que nadie estaba haciendo los ejercicios, problemas y ecuaciones; excepto los ners, quienes estaban desesperados por el ejercicio 7, y parecía que iban a dañar las calculadoras por la furia con la que las usaban. Daban lastima. Mientras los súper ners se mataban la cabeza para hacer el taller, los demás estaban ocupados y muy entretenidos enviando mensajes, limándose las uñas, contando chistes, hablando por celular, dibujando cómics, y un sin fin de cosas que no estaban para nada relacionadas con la clase.

A pesar de todo hubo algo me llamo mucho la atención, un chico. El estaba haciendo el taller, pero no parecía un ners, incluso podía considerarse parte del grupo “cool” del curso. Me pareció haberlo visto junto a los populares de 10º y con los chicos del equipo de football, por lo cual me impresiono mucho ver a un chico popular, tan concentrado haciendo los ejercicios, y mucho menos ejercicios de matemáticas.

Me quede hipnotizada viendo a ese muchacho, tenia el cabello castaño claro, liso y un poco largo, sus ojos eran color miel; el chico no era feo, es mas, era muy guapo. Me dio la impresión de que el chico se dio cuenta que lo estaba observando, ya que de un momento a otro se puso colorado, y se le notaba en los ojos un cierto toque de inseguridad y nerviosismo. Me pareció que se veía muy tierno; a diferencia de mi que cuando me pongo nerviosa empiezo a sudar y a tartamudear. Me veo muy ridícula. En cambio a este chico el nerviosismo le quedaba bien.

¿Por qué estoy hablando de este chico? Pensé. ¿Me pareció solo uno de esos “lindos” de la clase? o ¿ es el mas “normal” y parecido a mi?. Me reí débilmente de mis tontos, y al mismo tiempo, locos pensamientos.

Sonó el timbre. Todos los estudiantes gritaron muy emocionados, ¿Así de aburrida habrá sido mi clase?. Pensé. Creo que ese fue el motivo de su alegría, o simplemente tenían hambre y querían ir a merendar, ¿Quién sabe?.

Al salir del salón tropecé con un chico. Fue un golpe leve, pero como siempre, yo tan torpe y distraída, deje caer todos los libros y carpetas al suelo, y para terminar de hacer mi día el peor del mundo, se me cayeron los lentes; algo que me ocurría muy a menudo, aunque siempre los encontraba o alguna alma caritativa los recogía por mí. Pero esta vez estábamos en la hora de descanso, y nadie iba a detenerse en su camino, simplemente para ayudar a un a necesitada como yo. Me arrastre por el suelo buscando mis gafas. De vez en cuando tropezaba con algo, pero eran simplemente lapiceros y envolturas de dulces tiradas en el suelo.

Escuchaba risas detrás de mí. Son los del equipo de football, pensé. Yo me había tropezado con el capitán, así que no me extraño que ellos estuvieran ahí.
- ¡Hey idiotas déjenla en paz! ¡Dejen de reírse y ayúdenla!-escuché.
- Ayúdala tu Suttcliff!- respondieron.
Fue un momento raro, ¿Quién me estaba defendiendo?, y aun mas importante, ¿Por qué me estaba defendiendo? Una mano tibia y varonil estrecho la mía, frágil y escuálida.
- Toma- me dijeron-.Debes tener mas cuidado.

Me puse mis gafas, y al limpiarlas un poco me sorprendí al verle la cara a mi “defensor”. Era el chico de la clase.
- ¿Estas bien?-. Me pregunto en un tono un poco preocupado.
Yo asentí con la cabeza.
- Esos bravucones siempre andan molestando a las chicas…a las…-. Ners, lo sabia, pero el no se atrevía a decirlo-. Inteligentes-. Continuó y respiró profundo, como quitándose una carga de encima.
- No importa, eso siempre me pasa-. Le dije-. Pero de todas maneras gracias por ayudarme-. El sonrío.

No se por que diablos sentía que me ruborizaba!. Yo solamente q ueria irme y olvidar el incidente. Hubo un silencio incomodo entre el chico y yo. Pero este momento fue interrumpido por un niño que iba corriendo por el corredor. Rápido “men” o vamos a perder nuestros lugares en la cafetería, le dijo. En ese momento me di cuenta que estaba estorbando, y que este chico tenia que irse. Rápidamente le di las gracias. El asintió con la cabeza y se despidió.

Al voltearme y dar la vuelta al pasillo, sentí que me estaban observando. Eran Lucia y Natalia. Me sorprendió verlas juntas, por que ellas no se llevan muy bien, y la única unión que ahí entre ellas soy yo. Siempre empiezan con sus discusiones entupidas sobre chicos o música. Lucia dice algo, y Natalia siempre se opone. Es irritante. Y lo mas molesto de todo, es que para poder terminar con su debate, siempre me pedían a mí la última palabra; por lo general no me inclino a ninguna de las dos, ya que en caso de hacerlo me metería en líos, por lo cual siempre doy una opinión balanceada, sin ninguna preferencia. Aunque siendo sincera, nunca me interesa la discusión.

Lucia me miraba picadamente y Natalia un poco seria.
- Que niño tan guapo. ¿Quién es?- pregunto Lucia.
- Es simplemente un chico- respondí
- Claro. ¿Pero como se llama?- dijo Nat
- No se
- ¡¿Cómo que no sabes?!- dijo Lucia un poco alterada-. Es increíble que hayas hablado con tremendo BomBom y no sabes su nombre!
- Solo hable con el un momento, ni siquiera somos amigos- Le dije un poco irritada-.Además di quieres saber como se llama ve tras el y pregúntale ¿no te parece la mejor idea?-.Creí que había herido sus sentimientos pero no me preocupe por eso, ¿Quién la manda a ser tan entrometida? Ella me miro confusa un momento, pero luego recobro la sonrisa que tenia.
- Esta bien, no te enojes. Pero…si no son amigos, al menos podrías explicarnos ¿que hacías hablando con un desconocido?-. Me pregunto Nat.
- ¡Un desconocido muy apuesto!- agrego Lucia.
- Lo que pasó fue que me tropecé y tire mis gafas, y ese chico me ayudó, y le estaba dando las gracias, eso es todo- Les expliqué casi gritándoles.
- Uff!, mañana voy a traer gafas y me voy a tropezar, a ver si a mi también me salva un hermoso chico- Dijo Lucia, mientras se reía un poco. No pude evitar reírme ante la loca idea de mi amiga.
- ¡Lucia estas loca!-. Dijo Nat-. “Los alcances de una desesperada con hambre de hombre”, ese seria un buen nombre para un libro-se empezó a reír-. ¡Un libro escrito por ti!-continuo riéndose.
Lucia la miró muy seria. Yo por mi parten tenia “risa ahogada”, por que si me reía del comentario de Nat me iba a meter en problemas con Lucy, así que me limite a quedarme callada, mientras me mordia el labio para no soltar la risotada.

- Vamos a comer algo, que me estoy muriendo de hambre.-. Dije.

Ellas me siguieron hasta llegar a la cafetería, por que al entrar Lucia se fue a la mesa de las porristas, y Natalia fue a hablar con unos chicos de su banda “Los Rock”. En ese momento me quede sola, así que no tuve más opción que sentarme a comer, con la única compañía de un arbusto que estaba junto a mí.